Los aventureros deciden no aceptar el trato del Nigromante y expulsan a su emisario.
Se dirigen de nuevo a la capilla de Orcus donde suponen que se oculta el esquivo nigromante.
Un puñado de demonios les sale al paso desde la piedra de sacrificios que encontraron al llegar al templo. El combate tiene lugar en un estrecho pasillo donde los demonios no pueden rodearlos. La rápida actuación de los clérigos deja fuera de juego a un par de demonios.
Actuando una vez mas como un equipo, apoyandose los unos en los otros logran enviar al averno a todas las criaturas convocadas por el ladino nigromante.
Esquivando con facilidad el cubo gelatinoso que protegía la sala-piscina echan abajo la puerta tras la que se oculta el Nigromante. Sobre un trono rodeado de espejos que reflejan todas y cada una de las salas del templo les recibe con una sonrisa. Una vez mas trata de parlamentar pero sus peticiones caen en saco roto. Ante la determinación de los aventureros se teleporta fuera de la sala y trata de huir. Los aventureros siguen su camino ayudados por los espejos de la sala.
Ya fuera del templo las huellas del nigromante les llevan hasta una pequeña boveda verde creada por las ramas de los arboles y un sinfín de telarañas. Allí el nigromante se enfrenta a un par de arañas gigantes. Dejando que la justicia poética se haga cargo de un ser tan vil se dirigen de nuevo a Robleda. Los clérigos pedirán ayuda a la orden para destruir la poderosa filactelia ya que en el trono descubrieron el nombre del nigromante que dirigía "el templo en los bosques". Whedon no volverá a enviar mas exploradores para calmar el apetito de Orcus...
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