A la mañana siguiente logran adentrarse en el bosque donde evitan el contacto con las arañas, pero no así con un par de trolls que andaban rondando por la linde. No son un serio problema, además encuentran su guarida y se apoderan de su tesoro.
Siguiendo las indicaciones de Rufus encuentran el templo al día siguiente. Hay huellas del otro grupo de aventureros por todas partes. Investigando el templo descubren que pertenece al príncipe de los demonios, Orcus.
Varios fantasmas vigilan el templo y aunque les zarandean y les preguntan cosas sin sentido no resultan un mayor inconveniente, de hecho gracias a uno de ellos descubren la entrada a las catacumbas.
Una vez en los subterráneos del templo varias trampas mortales y un peligroso Golem de carne están punto de acabar con ellos pero no son suficiente.
Adentrándose mas aun en las entrañas del templo ,siguiendo los pasos del grupo predecesor, se topan con una horda de no muertos en un salón. La rápida actuación en equipo, taponando las entradas del salón con una gran mesa evita que la horda de no muertos los rodee. El clérigo da buena cuenta de los esqueletos expulsándolos sin vacilar, pero desgraciadamente no logra evitar que el ladrón sea decapitado por uno de ellos.
La Moral del grupo esta baja, solo han investigado apenas cinco salas del templo y uno de sus compañeros ha muerto. Además en la sala contigua descubren a uno de los integrantes del grupo predecesor mortalmente descuartizado y lo mas inquietante es que aunque el cadáver lleva varias semanas muerto y a pesar de su alto grado de descomposición pueden reconocer a Rufus, el enano que les contrató hace un par de días en Robleda. ¿Cómo puede ser esto posible?
El mapa te ha quedado de puta madre
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